El deseo de saber en Dante. Comentario a La Divina Comedia, a partir de un rodeo de Lacan // Por: Marcela Ospina, Asociada a la NEL Medellín

Antes de empezar el comentario quisiera citar a Lacan, porque leyendo otras clases del seminario 9, encontré una cita que reorientó este acercamiento a Dante, tanto, como algunas conversaciones con quienes somos lectoras para este encuentro.  Dice Lacan en el seminario 9[i]: “el sujeto del que se trata, aquel cuya huella seguimos, es el sujeto del deseo, ¡y no el sujeto del amor! por la simple razón de que uno no es sujeto del amor: uno es habitualmente, uno es normalmente, su víctima.”

Para una primera aproximación, empecé leyendo en este mismo seminario 9, titulado, La Identificación, la cita de Lacan sobre el amor cortés y Beatrice,[ii] y, como me llamó la atención el entramado entre goce y significante, acepté la invitación. Busqué algo sobre Beatrice en La Divina Comedia, para pensar cómo iba a contrastar lo que había entendido de esa primera lectura, y me animó el encuentro aparentemente fácil. Luego, volviendo a leer a Lacan, ubiqué esta cita en su contexto, dándome cuenta de que estaba en uno de sus rodeos, al inicio de la clase del 14 de marzo, de 1962. Su enunciación es la que seguiré a continuación.

Empieza diciendo, Lacan, que en el diálogo que prosigue con quienes lo escuchan, “hay forzosamente hiatus, saltus” (…) que su diálogo está cortado por diversas cosas, justificando así, hablar de lo que llamará, objetivo de una erótica, como esta traducido en esta edición crítica, o bien, en dirección hacia una erótica como también se podría traducir.

Luego de un breve recorrido por lo insatisfactorio del matrimonio desde la óptica cristiana, Lacan trae como contraste, una conversación con un guía árabe en su excursión por Egipto. El árabe le comentó sobre una especie de exigencia, en particular, de una renovación, de una sucesión infinita, debida al carácter, a la naturaleza esencialmente no satisfactoria del objeto. Y con esta historia nos conduce a través del padecimiento neurótico, por ese efecto real del significante, el goce; no sin rescatar algo de su dignidad, en cuanto su deseo de saber: ¿saber qué?, se pregunta Lacan, “Él quiere saber lo que hay de real en aquello cuya pasión él es, a saber, lo que hay de real en el efecto del significante.” Nos dice que es algo de este efecto, lo que viene a contribuir al advenimiento de este discurso sobre una erótica. Contribución desconocida para el neurótico, pero soñada por los poetas. Muestra de ello, la literatura sobre el amor cortés y esa relación entre el enamorado y su dama, que permite acercarse a lo que es la sublimación, concepto que, dice Lacan leyendo a Freud, es, ante todo, paradoja, desvío, pues es por las vías en apariencia contrarias al goce que el goce es obtenido.

Sobre este contexto, leo la cita que elegí para el comentario[iii]:

“Esto [la sublimación[iv]] no es propiamente, pensable más que, justamente, en tanto que en el goce el medium que interviene — medium por donde es dado acceso a su fondo, que no puede ser, se los he mostrado, sino la Cosa — que este medium no puede ser también más que un significante. De donde ese extraño aspecto que toma a nuestros ojos la dama en el amor cortés: no podemos llegar a creer en ella, porque ya no podemos identificar a ese punto un sujeto viviente a un significante, una persona que se llama Beatrice con la sabiduría y con lo que era para Dante, el conjunto, la totalidad del saber.”

Yo interpreto la primera parte de la cita, como sublimación paradójica del poeta que se acerca al goce alejándose al tiempo. Luego recuerdo, pensando en este segundo punto sobre la dama en el amor cortés, que la misma vía, el mismo médium, el del significante, es aquella que enaltece a la dama[v]. Lacan se extiende sobre este punto en el análisis de Antígona, en el seminario 7, advirtiendo el carácter inhumano de la dama. Creo que se puede tomar como advertencia también aquí, cuando dice:  no se puede creer en el extraño aspecto que toma a nuestros ojos la dama en el amor cortés. ¿Qué quiere decir esto, dado en contexto del seminario sobre la identificación?  Creo que se podría entender tomando la identificación en el orden significante[vi] y no imaginario. Cito a Lacan en una clase anterior[vii]: “lo que quiero decir es que, para nosotros, los analistas, lo que entendemos por identificación — porque es lo que encontramos en la identificación, en lo que hay de concreto en nuestra experiencia en lo que concierne a la identificación — es: una identificación de *significantes*.” Entonces, puede tratarse de una indicación de leer “Beatrice” como significante y no como sujeto viviente que, efectivamente, aparece representando la totalidad del saber, y en sus ojos, una belleza que deslumbra a Dante.

Siguiendo el hilo del deseo de saber en Dante, pude aislar algunos ejemplos en este canto IV de El Paraíso, traigo dos: 1. cuando dice en su enunciación: “Callé, pero pintado mi deseo / en la cara tenía, y mi pregunta, / era así más intensa que si hablase. (….)”    2.  cuando se dirige a Beatrice como personaje de su obra:Esto me invita y esto me da fuerzas / a preguntar, señora, reverente, / aún por otra verdad que me es oscura. / Quiero saber si pueden repararse/ los votos truncos con acciones buenas, / que no pesaran poco en la balanza.”

Para terminar el comentario, retomo a Lacan que dice[viii]: El neurótico se entrega a una curiosa retransformación de aquello cuyo efecto sufre. El neurótico, sobre todo, es un inocente: él quiere saber. Ahora, Dante quiere saber también, y se dirige a Beatrice con estas palabras llenas de amorosas centellas tan divinas, que no dejan ver, que es de deseo de saber de lo que se trata en esta obra, y no del amor.

Diría, entonces, ya que nos animaron compartir algo en el orden de la experiencia, sobre este pequeño acercamiento a Dante, que fue una sorpresiva desilusión que me causo gracia, porque nunca había escuchado, del título, la palabra comedia.

 

[i] Lacan J. Seminario 9. La identificación. Clase 10: miércoles 21 de febrero de 1962. Versión crítica. Ricardo E. Rodríguez Ponte

[ii] Lacan J. Seminario 9. La identificación. Clase 13: miércoles 14 de marzo de 1962.

[iii] IBID

[iv] Corchete del autor del texto, a partir de la lectura de la enunciación de Lacan.

[v] Lacan J. Seminario 7. La Ética del psicoanálisis, 1959 – 1960. Editorial Paidós. P.259

[vi] Lacan J. Seminario 9. La identificación. Clase 2: 22 de noviembre de 1961.

[vii] IBID

[viii] Lacan J. Seminario 9. La identificación. Clase 13: miércoles 14 de marzo de 1962

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