2020

Clausura de la Tercera Cohorte del CID Medellín Diciembre de 2020

¿Qué consecuencias tuvo la experiencia del CID?

José Fernando Velásquez, 2020

Estamos en el CID Medellín, Instituto de la Sede NEL Medellín, enmarcado en el INES, significante que propuso J.A. Miller para nombrar el Instituto de la Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis. El CID ha sido una experiencia de la Sede de Escuela que lleva 12 años desde que se sembraron las semillas de lo que hoy somos. Nacimos con la idea pulida por años, de establecer conversaciones clínicas con la participación de personas interesadas y comprometidas con la experiencia clínica, a través de las anteriormente llamadas presentaciones de enfermos. Luego establecimos el Proyecto CID Medellín, en el que seguimos las pautas de otros institutos recorriendo epistémicamente los conceptos básicos de lo que una experiencia analítica se compone, y de sus aplicaciones cuando convocamos la subjetividad, estando en el campo de la práctica clínica cualquiera que ella sea, didáctica, penitencial, o académica.

Esta que graduamos hoy, es su tercera cohorte, la cual fue la oportunidad de una experiencia diferente en varios sentidos a las dos anteriores.

El acento de la sigla CID recae en dos significantes: Investigación y docencia. Irrumpimos en la investigación por la clínica, pero no una clínica acentuada en una semiología, sino en lo propio de cada sujeto; en perseguir aquello carente de historia, y que es, al mismo tiempo, impulso de cada historia ya que configura la vida de un sujeto.  Es la singularidad del parlêtre a partir del cual se conversa y se hace clínica. Esta es una orientación para investigar y hacer docencia, hacerlo centrados por lo real singular, cuestión fundamental si queremos consistencia frente a otras formas de psicoanálisis y terapias. El interés de cada conversación sustentada se centra sobre lo que importa saber para captar la lógica del caso, en cada uno de los diferentes escenarios propuestos por el CID, los Stafs clínicos, las presentaciones clínicas, el estudio y la exposición de casos de la práctica de pasantías y en las elaboraciones paralelas que hicimos con las instituciones con las que trabajamos. Hubo que aguzar la lectura sobre un contenido latente no oído, mudo, que trabajaba como letra, trazo, orientados por el concepto de Real.

Hay que resaltar el trabajo con lo institucional como parte del éxito que hoy cosechamos, porque las tres instituciones han sido un polo a tierra para nuestras exigencias y conclusiones clínicas. Los comentarios que se producen en ese intercambio con las instituciones son tan sorprendentes como suele serlo el encuentro con lo real. No hay un supuesto saber encarnado y ello nos permitió abrirnos a lo contingente Así, en la conversación con otros sobre un caso, algunos pequeños detalles surgieron y pudieron ser elevados a la categoría de condensación, un punto propio del goce de ese parlêtre con el que trabajamos. La enseñanza venía del lugar menos esperado.

La docencia se hizo posible de esa forma, sobre una experiencia propiciada principalmente por las pasantías en instituciones donde se trabajaba un caso. Algunos de los graduandos hicieron hasta 4 pasantías. Pasantías supervisadas y acompañadas siempre y estrechamente por un docente. El énfasis de estas pasantías recayó en una clínica bajo transferencia, es decir, en la forma como cada uno de los participantes en ellas, pudo acoger, o supo alojar lo que el sujeto en cuestión le presentó. No pocas veces surgieron dificultades, pero en cada caso, se intentó disponer lo mejor posible, y de formas creativas, sin estándar, un “lugar posible bajo transferencia” para cada sujeto.

Quiero destacar en esta intervención, que en el plan de enseñanza, la disposición y el deseo particular de cada uno de los docentes han sido fundamentales. En la primera mitad del plan de enseñanza, abordamos temas  como  el inconsciente, La Repetición, La transferencia, La pulsión, La negación,  el superyó, El deseo, las Pasiones del ser y la Agresividad. Profundizamos desde diversas clínicas, en el tema de las psicosis. Lo epistémico se recorrió pero era necesario un paso más y era dar prioridad a lo clínico. Es desde lo clínico que se puede asumir lo epistémico.

La gran fortaleza del CID, como novedad, se dio a partir de la mitad final del período académico de 3 años. Había que dinamizar el CID a partir de lo clínico. Se armaron módulos epistémicos, apoyándonos sobre un rasgo de trabajo y profundización de cada uno de los docentes, dando la libertad para la estructuración de cada módulo, lo que resulto un efecto de sorpresa en la forma dinámica, vital, e innovadora como se fueron desarrollando módulo tras módulo. Concluimos el programa en medio de la pandemia, pero sin cansancio, con un renovado interés y con el deseo de saber más.

Agradezco a cada uno de los docentes su puesta en acto del deseo, lo que nos permitió en este año y medio una actualización de temas como: la estructura del sujeto, el autismo, la relación Escuela – Instituto, las psicosis, lo Infans, los adolescentes y las urgencias subjetivas. La invención y la invitación a otros colegas de la NEL y de otras Escuelas, posibilitó no solo, un funcionamiento más ligero, provocativo, innovador, sino también unas relaciones transferenciales a analistas e institutos de otras Sedes y de otras Escuelas.

A juicio del discurso universitario, nos relacionamos con los conceptos bajo construcciones idealistas que se apartan de lo real. Subvertimos este discurso a partir de poner en el centro la experiencia, el hecho de haber presenciado, vivido, sentido o conocido algo de la clínica: la acción recíproca entre participante del CID, (alumno y docente), con el sujeto, uno por uno, en la actividad práctica. A esa experiencia le exigimos más, porque la experiencia en psicoanálisis de Orientación Lacaniana supone la presencia de lo real que hace acontecimiento, independiente de la conciencia del hombre.

A continuación un comentario que reúne las respuestas de algunos de los participantes que hoy se gradúan, a la pregunta por los efectos de la experiencia en el CID.

  1. Mónica Gaitán dice: ¡El psicoanálisis me tomó por asalto! La aproximó a las desconocidas orillas del “inconsciente real”. Testimonia de una mutación del concepto “síntoma”, “lo vi dejar su investidura de “formación del inconsciente”, para investirse con Lacan bajo la forma de solución singular al “acontecimiento de cuerpo””.
  2. Luis Fernando Gómez resalta la formación clínica.  La escucha trae sus consecuencias, tanto para el sujeto en las entrevistas, como para el entrevistador, lo que implica la responsabilidad de poder acoger lo más singular, encarnado en un significante que nomina, que nombra. Tema fundamental y paralelo en su experiencia de análisis.
  3. Paula Restrepo. Acudió a las pasantías institucionales para no detenerse como los psicólogos, “que tratan de comprender algo sobre lo que no comprenden nada”, (Lacan, 1956)”, y al cruzar el umbral, se topó con eso que Freud nombró como “lo inefable”. Nos habla de haberse topado con la imposibilidad en práctica Clínica, y acudió a la metáfora del hilo de Ariadna como una vía posible para sortearla, tomar el sentido inverso de lo imposible.
  4. Andrés Amariles nos comparte: “Llegué al CID queriendo saber de psicoanálisis, y durante los semestres, algo pasó. Un querer saber todo sobre el psicoanálisis, se fue convirtiendo en un desear vivir el psicoanálisis”. Y sin darse mucha cuenta, la provocación de su deseo fue abriendo otras puertas: al Observatorio de Autismo, al trabajo en Cartel, y al Control de su práctica. El CID causó que empezara a caminar los bordes de la Escuela, que pudiera contornearla y recibir sus ecos. Comparte algo más íntimo: antes de su paso por el CID, intentó iniciar varios análisis; intermitentes, fallidos. Escribiendo se da cuenta que lleva tres años en análisis. El tiempo que lleva en el CID.

No hay perfil de egreso. Cada uno se dará cuenta de lo que se perfila ahora al terminar, y lo que podrá hacer con eso. La experiencia del CID me ha ido enseñando que el camino del psicoanálisis se transita solo, pero no a solas; que se edifica uno a uno, pero no sin otros, que no cuenta con las orientaciones del grupo, pero sí con el sostén de la comunidad, una comunidad que converge alrededor del vacío de su propia soledad: la provocación del propio deseo.

  • Jader Flórez. La pregunta para esta convocatoria dice que es necesaria porque desde el CID cada uno tiene su propia relación con el saber. Para él, el CID implicó una nueva relación con el saber. Entendió que en relación al saber psicoanalítico siempre hay que ubicarse en falta (no es fácil y no todos consienten a ello). “Uno nunca es enseñado sino por el sinsentido”[1]. La experiencia en el CID, fue la experiencia de vivir en el propio cuerpo, lo que es enfrentarse con un sujeto, intentando no taponar su singularidad con un sentido.
  • Nathalie Londoño resaltó la apuesta del CID pensada para permitir y propiciar espacios para escuchar las elaboraciones del otro, asunto relevante en la transmisión: ese encuentro con las inquietudes de otros que algunas veces son las propias y construir preguntas a partir del desarrollo de pequeños ejercicios de investigación que surgen después de la construcción de casos con el anudamiento teórico.
  • Olga Eugenia dice que fue empujada en contra la resistencia de volver a la lógica rígida del Otro institucional. La travesía por los últimos módulos, dice quetocaron su cuerpo y empujaron elaboraciones subjetivas en su propio análisis.
  • Suzana Bastidas subraya la pasión puesta por todos los participantes y docentes durante este tiempo.

[1] Miller, J., El psicoanálisis, su lugar entre las ciencias, Revista Freudiana, N. 89-90, 2020

María Cristina Giraldo, 2020

Me sirvo del bien decir de Andrés Amariles “participar del CID no es sin consecuencias” y no solo para quienes terminan hoy el plan de enseñanza, sino para cada uno de los docentes y de quienes estuvimos en el Directorio del CID durante los 9 años que lleva esta experiencia. Acto y experiencia que nos llevó a articular en forma moebiana dos bandas diferentes: la formación en psicoanálisis de extensión en el CID-Medellín, con el acento puesto en la enseñanza de la clínica de la orientación lacaniana y la formación del analista en intensión en una Sede de Escuela de la NEL y de la AMP, la intensión orienta la extensión. El CID es una experiencia que singulariza este período en cada uno de los 13 participantes, tal y como muestran las elaboraciones que algunos de ustedes, en forma libre, eligieron presentar.

La invención del plan de enseñanza del CID con los docentes y con el ICdeBA en los primeros años y con las Directivas del INES en forma permanente se orientó en el partenaire-instituto que mejor convenía a la singularidad de la NEL-Medellín y al Instituto de la NEL, el INES. Si el plan de enseñanza del CID logró agujerear la relación con el saber en los participantes es porque a eso mismo consentimos los docentes: a forzar lo que creíamos ya sabido y que solo sirve de tapón al agujero y, por tanto, a la repetición. Jader dice de su “nueva relación con el saber, la lectura de lo singular y el consentir al agujero como causa de formación”. Mientras Andrés afirma: “algo pasó…me di cuenta de que no sabía y que ahí, en ese no saber, algo de la dimensión de la experiencia era posible”. Mientras a Mónica “¡El psicoanálisis la tomó por asalto! Porque la experiencia del CID inauguró una discontinuidad que dio una solución a su desencuentro con el recetario y el recurso a la estadística, del “para todos” que ofrece la carrera de psicología a los practicantes clínicos”.

Para algunos de los participantes la elección de formarse como analistas en la Escuela ya estaba tomada o fue tomada en el curso del CID, o está en ciernes. Otros consintieron al discurso analítico como orientación para la práctica en sus diferentes disciplinas y algunos tuvieron por primera vez el acercamiento a la práctica clínica en las instituciones bajo control con un docente. Todas estas consecuencias son legítimas en su diferencia y le hemos hecho un lugar desde el respeto a lo que la experiencia del CID ha producido en su vínculo con el psicoanálisis y a lo que cada uno ha considerado hacer con ello.

Para Nathalie “Los primeros efectos tienen que ver con su formación como maestra, resonancias que ahora son inevitables a la hora de proceder en su práctica con sus estudiantes: virar hacia lo real, contar con la singularidad (el uno por uno), sostener una posición en la que la escucha aparece para que el otro aparezca, la importancia del reconocimiento y de dar un lugar.” Luis Fernando que es asociado a la Sede desde hace muchos años advierte el cambio de posición producido tanto en el sujeto en las entrevistas, como de su propia posición de analista practicante en formación. Olga Eugenia, Luis Fernando y Paula Restrepo mostraron el efecto en ellos de las lógicas institucionales y como situar el síntoma institucional orienta desde el CID la mejor manera de maniobrar con ello. Es uno de las marcas fecundas que nos queda a todos. Paula lo dice con todas sus letras: la inscripción en la Clínica del Uno por Uno.

Agradezco a Marcela, a Raquel y a Viviana la orientación desde el INES, a José Fernando su confianza en mi función en el Directorio, a Astrid el estar permanentemente atenta y cuidadosa de los asuntos de tesorería. A cada uno de los docentes permanentes y a los docentes invitados su disposición generosa con el CID que hizo de punto de anclaje al mismo.

A Miguel, a Astrid y a Jader la coordinación de las prácticas en Ser especial, en la IMGVV y en La Pola. A Jader la ayuda invaluable con la difusión, a Adolfo las conexiones sin las cuales no habríamos podido seguir caminando por zoom y a ese “vino noble” como bien se nombró a Jader, el inventar en medio de esta contingencia y hasta el último momento, el poder acceder a todo el material bibliográfico de estudio para cada clase. Muchas gracias a cada uno.