SOBRE EL NIVEL DE LA ENUNCIACIÓN EN PSICOANÁLISIS // Ana Victoria Saldarriaga, AP, miembro de la AMP y de la NEL-Medellín

II

ENUNCIACIÓN Y PUNTO DE CAPITÓN[1]

El esquema del punto de almohadillado es esencial en la

experiencia humana.

-Lacan[2]

1.- Un texto que no es como los otros: lugar y naturaleza de la enunciación de Freud

El pasado 23 de junio iniciamos un nuevo texto en las “Lecturas desde Freud hacia Lacan”[3] titulado Tratamiento psíquico (tratamiento del alma), escrito por Freud en 1890 y que encontrarán en el volumen 1 de las Obras completas de Amorrortu, donde se compilan los textos llamados “pre-psicoanalíticos”[4].

Como en las otras ocasiones, simplemente hubiéramos marcado el cambio de texto presentando las preguntas que, siguiendo la pista de su actualidad clínica, orientarían nuestra lectura. Pero nos dimos cuenta de que este texto es de naturaleza diferente a los anteriores. Aquí, ya no se trata de reseñas y comentarios de Freud al trabajo sobre hipnosis y sugestión de otros autores (Charcot, Bernheim o Forel). Se trata de sus propias apreciaciones y conclusiones después de sus estudios en Francia sobre la hipnosis (cinco meses en la clínica de Charcot en París y algunos encuentros con Bernheim en Nancy), después de estos escritos y reseñas y de cuatro años de práctica hipnótica. Así, pues, se trata de su propia enunciación, del avance neto de su propia investigación sobre el tratamiento psíquico, enraizada en su propia experiencia clínica.

El lugar y la naturaleza de la enunciación, en la que asume las consecuencias y riesgos de sus propias declaraciones, con independencia de otros autores, es un elemento suficiente para pensar que se trata de un texto clave dentro de la serie que vamos leyendo. Lo sitúo y lo subrayo dentro de esa serie. Es decir, recoge lo anterior, pero sienta los principios de lo que seguirá en su investigación clínica:

1.- Prólogo a la traducción de “La sugestión” de Bernheim (1888)

2.- Prólogo a la segunda edición alemana de Bernheim (1896)

3.- Reseña “Del hipnotismo en criminología” de A. Forel (1889)

4.- Tratamiento psíquico Tratamiento del alma (1890)

5.- Hipnosis (1891)

6.- Un caso de curación por hipnosis (1892-3)

7.- Prólogo y notas a la traducción de Lecciones del martes de Charcot (1892-94)

Sin embargo, su lectura inmediatamente hizo resonar en mí dos frases de Lacan que se conectaron con su contendido. Esto lo sacó del ámbito de los textos pre-psicoanalíticos para enlazarlo al contexto analítico en su conjunto y hacer de él un punto de capitón en la historia lógica o retroactiva del psicoanálisis. Había que explicar, entonces, esta hipótesis de lectura y probarla. Así, nos pareció que la invitación se enriquecía con una perspectiva nueva que justificaba no sólo este texto sino también un video[5]. Su título: “Tratamiento psíquico, tratamiento del alma (Freud, 1890). Un texto punto de capitón en el psicoanálisis. ¿Por qué?”

2.- ¿Qué es un punto de capitón?

Empecemos por el principio: ¿Qué es un punto de capitón?

En el capítulo XXI del Seminario III, Las psicosis (1955-56), titulado “El punto de capitón”[6], Lacan toma la expresión “punto de capitón” del trabajo de los colchoneros. Es una puntada que permite ajustar el algodón y darle firmeza al cojín o al colchón[7]. Lo cito:

Que se trate de un texto sagrado, de una novela, de un drama, de un monólogo o de cualquier conversación, me permitirán representar la función del significante por un artificio [espacializante][8], del que no tenemos razón alguna para privarnos. Ese punto, alrededor del que debe ejercerse todo análisis concreto del discurso, lo llamaré [un] punto de [capitón].

Enseguida sintetiza el ejemplo a partir del cual nos ha venido explicando cómo identificar ese punto de capitón en una obra de teatro de Racine, Atalía. Destaco cómo el punto de capitón implica haber situado un punto de entrada y otro de salida del hilo:

Cuando la aguja del colchonero, que entró en el momento de Dios fiel en todas las amenazas, vuelve a salir, todo está cocinado, el muchacho dice: Me voy a unir a la tropa fiel. Si analizamos esta escena como una partitura musical, veremos que ahí está el punto donde llega a anudarse el significado y el significante[9], entre la masa siempre flotante de las significaciones que realmente circulan entre los dos personajes, y el texto. Atalía debe a ese texto admirable, y no a la significación, el no ser una pieza de bulevard.

El punto de [capitón] es la palabra temor, con todas sus connotaciones trans-significativas. Alrededor de ese significante, todo se irradia y se organiza, cual si fuesen pequeñas líneas de fuerza formadas en la superficie de una trama por el punto de [capitón]. Es el punto de convergencia que permite situar retroactiva y prospectivamente todo lo que sucede en ese discurso.

De la misma manera, cuando alguien empieza a hablar puede divagar sobre múltiples temas y propósitos. Pero al preguntársele por lo que, finalmente, quiere decir o hacia dónde va, entonces ajusta su discurso y nos da su punto de capitón: un propósito, una palabra, una frase, un significante, etc. El de estas líneas que van leyendo es, por ejemplo, justificar por qué este texto de Freud sería un punto de capitón en la historia lógica del psicoanálisis, y, en consecuencia, presentar la pregunta que guiará nuestra lectura retroactiva de sus líneas.

3.- ¿Quién decide que un texto sea o no un punto de capitón?

Viene entonces una segunda pregunta: ¿Qué nos autoriza a nosotros, lectores, a proponer un texto como punto de capitón? Mi experiencia de lectura me lleva a contestar: la enunciación del propio autor. Es él quien lo decide y declara, ya sea de manera explícita o implícita. Partamos de dos casos, dos seminarios de Lacan, donde es clara esa valoración de su propio texto.

Caso 1: el seminario 10, de donde lo aprendí. Él sabía, lógicamente, que la angustia, ese asunto clave en la clínica, lo esperaba en el camino de sus seminarios. Leamos[10]:

La angustia es muy precisamente el punto de encuentro donde les espera todo lo relacionado con mi discurso anterior. Verán ustedes cómo ahora podrán articularse entre sí cierto número de términos que antes habrían podido no parecerles suficientemente conjugados. Verán ustedes, así lo creo, cómo, al anudarse más estrechamente en el terreno de la angustia, cada uno de ellos ocupará mejor su lugar.

La angustia fue el punto de capitón a partir del cual estos 10 temas de sus seminarios se anudaron y tomaron un lugar. Ellos son:

1 Los escritos técnicos de Freud

2 El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica

3 Las psicosis

4 La relación de objeto

5 Las formaciones del inconsciente

6 El deseo y su interpretación

7 La ética del psicoanálisis

8 La transferencia

9 La identificación

Caso 2: El mismo seminario 3. Dice Lacan dirigiéndose a nosotros[11]: “A partir de este repaso, ustedes deben haber reconocido ya los tres órdenes cuya necesidad para comprender cualquier cosa de la experiencia analítica siempre les machaco – a saber, lo simbólico, lo imaginario y lo real”. Debo confesar que, ya hace un buen número de años, esta frase detuvo mi lectura del seminario, pues yo no había reconocido ninguno de los tres órdenes en ese repaso; así que debí devolverme y empezar la lectura de los dos seminarios precedentes. Y ahora sí, puedo decir, con conocimiento de causa, que este seminario 3, Las psicosis, es el punto de capitón donde los tres registros, que nos enseña a distinguir en los dos primeros seminarios, Real, Simbólico e Imaginario van a situarse y validar su eficacia. En otros términos: el seminario 3 es una puntuación de los dos primeros seminarios, así como el seminario 10, lo es de los 9 anteriores.

 

4.- ¿Qué es entonces un texto punto de capitón en psicoanálisis?

Propongo esta definición, apoyada en la enunciación del seminario 10:

Es un texto que, según su autor, es muy precisamente el punto de encuentro donde nos espera todo lo relacionado con su discurso anterior.

Donde podremos ver cómo pueden articularse entre sí cierto número de términos que antes no nos parecían suficientemente conjugados.

Y donde será posible que veamos cómo, al anudarse más estrechamente en el terreno de una temática en cuestión, cada uno de ellos ocupará mejor su lugar.

5.- ¿Por qué el texto de Freud, aun escrito en tiempos pre-psicoanalíticos, sería un punto de capitón en el psicoanálisis?

Verifiquémoslo ahora con el texto de Freud. “Tratamiento psíquico” es un texto punto de capitón. Vale la pena aclarar que el tratamiento es una de las tres vertientes de la clínica que Lacan nos enseña a reconocer en el seminario 3. Diagnóstico y nosografía son las otras dos[12]. Así, pues, es respecto a ese punto clínico del tratamiento que Freud va a situar hipnosis y sugestión, es decir, en tanto que tratamientos de una naturaleza específica: los psíquicos.

Pero si este fuera su solo contenido, el texto quedaría reducido a ser un documento más dentro de la historiografía psicoanalítica. ¿Qué encontramos, entonces, que permite extenderlo a los momentos lógicos de nuestra clínica? Desde sus primeras líneas, un término o significante que Lacan retoma en 1953 en su discurso de Roma: “recursos”. Escribe Freud[13]:

“Tratamiento psíquico” quiere decir, más bien, tratamiento desde el alma – ya sea de perturbaciones anímicas o corporales- con recursos que de manera primaria e inmediata influyen sobre lo anímico del hombre.

Un recurso de esa índole es sobre todo la palabra, y las palabras son, en efecto, el instrumento esencial del tratamiento anímico.

Dos preguntas inmediatas surgen de esta precisión.

1: ¿Por qué desde el alma y no del alma? Es algo que resolvimos durante la lectura y que se aleja del tema de este artículo[14].

2.- ¿Cuáles son esos otros medios de la misma naturaleza anímica de la palabra? Esta segunda pregunta nos lleva directamente al texto de Lacan que nos permitirá precisarla ampliando su horizonte. Es decir, entramos la aguja en el texto de Freud en la frase: “un recurso de esa índole es sobre todo la palabra” y la sacamos en el texto de Lacan, allí donde encontramos el mismo principio y una expresión equivalente a “recursos”: “la originalidad del método está hecha de los medios de que se priva”. Escribe Lacan en 1953[15]:

Ya se dé por agente de curación; de formación o de sondeo, el psicoanálisis no tiene sino un médium: la palabra del paciente (p. 237)

[…]

Porque si la originalidad del método está hecha de los medios de que se priva, es que los medios que se reserva bastan para constituir el dominio cuyos límites definen la relatividad de sus operaciones (p. 247).

Así que la pregunta obligada que intentaremos resolver también a través de la lectura del texto de Freud será, entonces: ¿Cuáles son esos medios o recursos de los que se priva el psicoanálisis en ese tratamiento psíquico o desde el alma y por qué?

Actualicemos la pregunta, asumamos la enunciación de nuestra lectura: ¿Cuáles son esos recursos de los que nos privamos aún hoy en psicoanálisis y que marcan la originalidad de nuestro método? Así queda enunciada la palabra punto de capitón entre los dos textos: “los medios o recursos” del tratamiento psíquico analítico, ése al que Freud le abrió camino desde 1890, aun tratándose de la hipnosis y la sugestión. No hay que olvidar que su punto de mira era la cuestión del tratamiento en general, más que las particularidades de los métodos hipnótico o sugestivo que examina. Por ello podía, a partir de sus alcances y limitaciones particulares, extraer lo esencial de un método anímico o “desde el alma”. En consecuencia, consideramos que este es un texto punto de capitón en el psicoanálisis, como lo es también “Función y campo…” de Lacan. Ambos engarzados por la caracterización de los recursos que nuestro método puede permitirse o no, y, en consecuencia, por lo que marca y diferencia la ética del psicoanálisis de la de otros métodos de intervención anímica. Habría que pensar si esta expresión “ética del psicoanálisis”, que nos remite al seminario 7 de Lacan, no haría que ese seminario del año 1959-60, se incluyera en la serie abierta por estos dos textos precedentes de 1890 y 1953. Por lo pronto, nos dedicaremos a encontrar la respuesta a nuestras dos preguntas en este texto pionero del método analítico.

[1] Aunque en español la palabra “capitón” no tiene el mismo significado que en francés, la palabra “capitoneado” que se emplea en tapicería, me autoriza a utilizar “capitón” en la frase. Me parece más diciente que “almohadillado”, utilizada para la traducción al español.

[2] Lacan, Jacques. Seminario 3, Las psicosis. (1955-56). Buenos Aires, Paidós, 1981, Capítulo XXI, “El Punto de almohadillado”, p. 383.

[3] https://nel-medellin.org/desde-freud-hacia-lacan/

[4] Freud, Sigmund. «Tratamiento psíquico (Tratamiento del alma)” 1890. En: Obras completas. Buenos, Aires, 2011, Vol. I, “Publicaciones pre-psicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud (1886-1899)”, p. 111 a 132.

[5] En el Yotube de Medios de la NEL-Medellín: https://www.youtube.com/watch?v=cxT2SBaTYi8

[6] Lacan, Jacques. Seminario 3, Las psicosis. Ibid., p. 382-83.

[7] Cf. por ejemplo: https://spmexico.mx/web/el-capitonado-un-estilo-que-no-pasa-de-moda/

[8] Escribo entre corchetes las modificaciones que hago a la traducción de Paidós, según el original en francés y mi nota 1: Lacan, J. Seminaire III, Les psychoses. París, Seuil, 1981, p. 303.

[9] Los subrayados son míos.

[10] Lacan, J. Seminario 10, La angustia (1962-63), Buenos Aires, Paidós, p. 11.

[11] Lacan, J. Seminario 3, Las psicosis. Ibid., p. 18.

[12] Ibid., p. 11.

[13] Freud, S. Tratamiento psíquico., ibid., p. 115.

[14] La grabación estará disponible en el Yotube de Medios Nel-Medellín.

[15] Lacan, J. “Función y campo de la palabra y el lenguaje en psicoanálisis” (1953). Buenos Aires, Siglo XXI Editores.

Este artículo fue escrito por Raquel

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