El Trauma y su articulación con el sueño. // Por: Jader Flórez, Asociado a la NEL-cf Medellín

Existe una diferencia entre lo traumático desde el psicoanálisis y desde otros discursos. Para el psicoanálisis, se trata de ubicar la respuesta singular de cada sujeto ante lo real del trauma, más no se reduce a decir que todos están traumatizados solo por el hecho de presenciar un evento que desde el sentido común es catalogado como tal.

Lo traumático, en singular, es el agujero (trou) causado por el aumento o exceso de goce que en el cuerpo se genera ante el encuentro fallido o contingente con un real, para el cual no existía una forma programada de tramitación por las vías habituales.

El trauma y su relación con el sueño

La articulación que puedo hacer sobre el trauma y el sueño, la haré en dos vías. Una de ellas, es entender el ombligo del sueño como lo trou-mático del sueño mismo y la otra vía, es entender el sueño traumático como una formación inconsciente que intenta tramitar lo real develado en una experiencia traumática durante la vigilia.

Freud dice que “todo sueño tiene por lo menos un lugar en el cual es insondable, un ombligo por el que se conecta con lo no conocido”[1]. Las palabras insondable y no conocido son las perlas con las que Lacan construye su definición sobre el ombligo del sueño, “ese punto en el que el sueño es insondable”[2], en donde “el sueño está más cerca de lo no reconocido (unerkannte). Se detiene el sentido”[3]. Es “un punto de opacidad, un punto infranqueable, un punto imposible”[4].

Habíamos mencionado que lo traumático es el agujero (trou) que aparece ante un exceso de goce que el sujeto no puede tramitar; pues bien, el ombligo del sueño es el agujero (truo) que rompe el sueño, generando el despertar, debido a que el trabajo del sueño, su sentido creado para velar lo real, no cuenta con la capacidad de tramitar ese exceso de goce que aparece.

La otra vía para entender lo traumático la explicaré en el siguiente apartado, donde se puede evidenciar que lo traumático genera unas secuelas, unos efectos de real que se intentan tramitar por medio de la formación del sueño, sin embargo, eso falla y se repite, hasta que “sea tomado en un lazo de palabra”.[5]

Cada sujeto se inventa un truco para llenar el agujero (trou) en lo real[6]. El truco de algunas personas es hacer del sueño un síntoma que cesa de no escribirse.

Le troumatisme y lo traumático

Creo que desde el psicoanálisis es posible plantear que hay un Trauma Uno y un Trauma Dos. El trauma de lo Uno es el trauma-agujero, le troumatisme, inaugural, donde surge la letra dejada por la inserción de lalangue en el cuerpo. Para el psicoanálisis no existe sujeto sin trauma. Todos traumatizados por el encuentro de lalangue con el cuerpo, pero cada uno a su manera.

El trauma dos, es lo traumático, ese acontecimiento que guarda cierta relación con le troumatisme al ser también del orden de lo contingente, un encuentro con lo real. Este trauma dos, lo traumático, es lo que ocurre aprés- coup, after-pressión.

Intentaré explicar lo que aquí llamo el trauma dos, por medio de una viñeta clínica. Un adolescente me cuenta varios crímenes que ha cometido en diversas modalidades: hurto, secuestro, homicidio, desmembramiento de cuerpos, asesinato con arma de fuego o con machete. No lo atormentan estos hechos. Parece no tener culpa o arrepentimiento. Le pregunto si existe alguna experiencia que le haya causado angustia. Me refiere que lo único que lo llegó a perturbar, fue la mirada de una víctima.

Este es el hecho que me cuenta: asesina a su víctima propinándole varios disparos en su parte abdominal y después, como todo un profesional que necesita asegurarse de hacer las cosas bien, se acerca al cuerpo y le dispara en la cabeza. Su víctima queda con los ojos abiertos, “mirándolo”. Ulteriormente sueña cometiendo el mismo acto. Este sueño le causa enigma y se lo cuenta a un amigo, el cual le brinda la siguiente interpretación: “tenía que haberle cerrado los ojos. Ese man va a venir por usted”. Es lo único que ha logrado marcar algo en él, algo que de vez en cuanto le viene en forma de recuerdo o sueño.

El dejar los ojos abiertos de su víctima, es algo que se escapó a su sentido criminal. El no cerrar los ojos de la víctima es tomado por este adolescente como una posibilidad siempre abierta de morir, de acuerdo a lo que toma del Otro por medio de su amigo. Es algo que se le presenta como familiarmente extraño: unheimlich.

Este sueño que retorna en él, es una secuela de lo que en su caso devino traumático, siendo así el sueño, una construcción e intento de tratamiento de lo traumático que insiste en no dejarse olvidar.

[1] Freud, S. La interpretación de los sueños. Obras completas, Volumen IV, Amorrortu, Buenos Aires (1900), p.132

[2] Lacan, J.; Ritter, M. (1975) Respuesta de Lacan a una pregunta de Marcel Ritter. 26 de enero de 1975, Strasbourg. Inédito.

[3] Ibid.

[4] Ibid.

[5] Briole, G. Trauma. El orden simbólico en el siglo XXI (Scilicet), Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012

[6] Lacan, J., Seminario 21, Los incautos no yerran (1973-1974), Clase 8, Febrero 19 de 1974, inédito, Disponible en: http://www.bibliopsi.org/docs/lacan/26%20Seminario%2021.pdf

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